martes, 28 de julio de 2015

Entrevista Personal En ParaTi A Alejandro Sanz

Estuvimos a solas con Alejandro Sanz y ¡le preguntamos todo! Cómo fue el proceso de creación de Sirope (su último CD), qué sería si no fuera cantante y la relación con su familia. Charla íntima con un español que conquistó el mundo.

Mientras espero en uno de los lujosos pa­sillos del Palacio Duhau siento como si tuviera una audiencia con el Papa Fran­cisco. Me anotaron en una selecta lista de medios previamente autorizados desde España y me dijeron que iba a tener apenas unos diez minutos face to face con Alejandro Sanz. Cuando la puerta de La habitación de hotel se abre, éste madrileño de 46 años parece un tipo más. Uno muerto de sueño y cansancio. “Acabo de bajarme del avión, ¡lo único que quiero es una cama!”, lanza sin perder el buen humor pese al cansancio. Todo ese bluff de celebrity mundial inaccesible que lo rodea se cae al primer contacto con Alejandro. “Vivo con el pasaporte colgando; soy un hombre de barrio que no puede pisar la calle”, ha confesado en alguna ocasión. En esta oportunidad, Sanz vuelve a la Argentina para presentar su último CD, Sirope“Si este álbum fuese una persona se parecería a Quasimodo. No es que sea feo, sino que tiene una vida interna muy bonita”, cuenta el cantautor más exitoso de España. Y aunque sea su décimo disco de estu­dio, asegura que mantiene el mismo espíritu desde que lanzó el primero. “La esencia de mi música nunca va a cambiar, pero siempre quiero evolucionar y que mis discos no se parezcan los unos a los otros. Me gusta ir descubriendo y perfeccionando nuevos sonidos y métodos. El resultado tiene que ser como lo soñé”, aclara. Pese al éxito, los millones de dólares y la fama, Alejandro se muestra transparente con un alma bohemia y un corazón generoso.

INSPIRACIÓN DE NOCHE.  “Siem­pre trabajo de noche porque es cuando no hay ruidos, nadie te molesta y puedes estar más tranquilo. Puedo empezar a las 18 y quedarme trabajando hasta las 7, 8, 9 de la mañana, ¡o hasta la hora que sea! Por lo general, duermo unas cuatro o cinco horas. Igual, en casa no despierto ni molesto a nadie porque tengo un estudio sonorizado bien hecho. Puedo cantar a los gritos y hasta cometer un asesinato sin que nadie se dé cuenta (se ríe)”.
SI NO FUERA CANTANTE… Siempre pienso cómo sería mi vida con un trabajo de 8 a 18. Ese hora­rio me parece terrible. Si tuviese que hacerlo lo haría, como todo el mundo, pero me costaría muchísimo. Prefiero renunciar a determinadas cosas con tal de no tener ese horario”.
LO REALMENTE IMPORTANTE.  “Primero habría que preguntarse “¿qué es vivir bien?”. Porque, al fin y al cabo, cuantas más cosas tienes, más tiempo le tienes que dedicar. Claro que me gusta vivir bien en el sentido de que no nos falte nada, que podamos tener lo que queramos, que mis hijos puedan tener una buena educación... Pero no necesito grandes lujos para vivir. ¡No soy de com­prarme una Ferrari!”
ROCKSTAR DADDY. Hay cuatro personas para las cuales Alejandro Sanz no es el músico exitoso ni la estrella de la canción, sino simplemente “papá”: Manuela (14 años, con la modelo mexicana Jaydy Michel), Alexander (13, fruto de su relación extramatrimonial con la diseñadora Valeria Rivera) y Dylan (4) y Alma (1), los hijos que tuvo con su actual esposa. “Los más pequeños no tienen idea de qué es la fama. Dylan, cada vez que me ve en la tele, dice: ‘mamá, cómo ha entrado papá a la caja esa?’ (risas). Pero los más grandes ya se dan cuenta y lo llevan bien. De hecho, Manuela ya lo presume con sus amigas”.
SI EL DÍA TUVIERA MÁS HORAS…  “Yo no me privo mucho de los momentos de la vida de un hombre común y corriente. En cualquier ciudad del mundo donde esté hago algo que es importantísimo: busco un bar y un amigo para irme a tomar algo. Pero si fuese hoy, me gustaría dar una vueltecita por Buenos Aires. ¡Me encanta de toda la vida!”
APRENDER JUGANDO . A principios de año, Raquel Perera, excolaboradora y actual esposa de Alejandro Sanz, inauguró la primera escuela Rainbow en Miami. Este método, fundado en 2006 por el americano Keith Raniere (uno de los hombres con coeficiente intelectual más elevado del mundo) asegura que los chicos de entre 0 a 6 años pueden aprender hasta diez idiomas distintos a través del juego. De hecho, Dylan Sanz (4), primer hijo de la pareja española, asiste a esta escuela y ya habla cinco idiomas: árabe, ruso, chino, inglés y español. Perera tiene planeado abrir otra sucursal en Madrid y se sumaría a otras que ya existen en Nueva York, Los Angeles, México DF, Cuernavaca, Monterrey, Guatemala y Londres.

Fuente: ParaTi

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