Va a cumplir Alejandro Sanz el próximo 18 de diciembre cuarenta y siete años, de los cuáles, los últimos veinticinco lo han convertido en una de las estrellas de habla española del pop con vitola internacional. Su último disco, "Sirope", hace el undécimo de los suyos grabados en estudio. En España hemos disfrutado de su presencia esta temporada contemplándolo en su papel de "coach" en la tercera edición del programa televisivo La Voz.
Ha vendido la friolera de veinticinco millones de copias de sus discos. Sus antiguos convecinos del madrileño barrio de Moratalaz están recogiendo firmas con el objetivo de que la Junta de Distrito le dedique una calle, cerca si es posible de la que se crió, doctor García Tapia, número 62, desde que contaba doce años hasta cumplidos los veinticinco.

La familia se instaló a comienzos de los 80 en Moratalaz. Entonces, el adolescente Alejandro estaba enloquecido con el rock duro, vestía chupa y complementos "heavy", en tanto ensayaba con un conjunto. Obús y otros grupos de moda eran sus referentes musicales. En sus andanzas juveniles se metió en más de una pelea y supo de peligrosas andanzas de otros chavales que caían en la sima de las drogas. Gracias al dueño de una academia de la calle Mayor, aquel rebelde sin causa, como él mismo se definió un día, aprendió a buscarse un mejor porvenir.
No tenía nada más que estudios elementales; con el tiempo, autodidacta, adquirió la cultura precisa que no recibió en su día. Ya componía canciones desde chico, recorría algunos estudios de grabación, en uno de los cuáles, y sólo con catorce años, participó en los coros de Tino Casal. A los dieciséis, es cuando comienza a cobrar cinco mil pesetas por actuación. Los contratos se los proporcionaba su padre, entonces al frente de una modesta agencia de espectáculos.
Ya con la mayoría de edad actuaba en salas de alterne, "puticlubs" donde él era la figura, alrededor de señoras pasadas de años y kilos que medio en pelotas se esforzaban por encandilar a la clientela. Aquel Alejandro Sánchez desgranaba en esos locales de la Gran Vía madrileña y aledaños un repertorio de canciones andaluzas, aprendidas en discos de Triana, Alameda, Romero Sanjuán o incluso Los Chichos rumberos. Mezclaba el techno con toques andaluces, pues el flamenco siempre lo había escuchado en casa. ¿Y saben cómo lo anunciaba su padre? Con el apodo de "El Cané".
A finales de 1990, ya fichado por una multinacional, quedaba grabado el álbum "Viviendo deprisa", su rampa de lanzamiento. Entonces ya era Alejandro Sanz, su nuevo, definitivo nombre artístico (tras sustituir su primer apellido, Sánchez, que consideraron no era comercial). Luego vendría su "Corazón partío" y así, hasta el presente, multimillonario y feliz.
Celebró una boda en 1999, sin validez oficial alguna en Bali con Jaydy, una modelo mexicana, con quien tuvo una hija, Manuela en 2001. Se emparejó con Valeria Rivera, diseñadora puertorriqueña, que le dio un hijo, Alexander, en 2003, para casarse civilmente en 2012 con Raquel Perera, con quien ha tenido dos retoños, Dylan, en 2011 y Alma, en 2012.
Fuente: LibertadDigital
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